En el modelo de agricultura moderno utiliza pesticidas que, para “proteger” la planta pueden llegar a enfermar la tierra, el agua, el aire, otras plantas y animales, e incluso al ser humano. Como alternativa, recientes estudios están proponiendo los pesticidas florales.
Pueden proteger los cultivos, el bienestar de los ecosistemas y la salud humana de manera eficiente. De acuerdo a una publicación de la INRA (Instituto Francés de Investigación Agronómica), las granjas que usan menores cantidades de pesticidas ganan productividad y rentabilidad, además de mejorar la calidad de los alimentos producidos. Además, favorece la biodiversidad de los campos de siembre, creando un hábitat ideal para insectos que, de otra manera, son sacrificados en el proceso.
Dentro de la lista de flores con este potencial se encuentran: margaritas, tréboles rojos, cilantro, aciano, el alforfón, el eneldo y la amapola.
Esto es un aspecto muy importante a considerar ya que cuanto mayor sea la biodiversidad de un ecosistema, más podrá autorregularse. Así podrá auto-protegerse de estar la propagación de enfermedades indeseables o maleza, entre otras amenazas a los cultivos.
Por ello, se le apuesta a transformar los monocultivos en sistemas integrados ricos en biodiversidad, para cuidar el ambiente y la salud de todos.